¿Qué lecciones nos deja el COVID-19 para impulsar la innovación en la salud? Un estudio plantea algunas respuestas.
Un nuevo estudio destaca que los responsables de la formulación de políticas deben repensar su enfoque para abordar los desafíos ambientales y del cuidado de la salud, y pueden aprender de las lecciones exitosas de la investigación y el desarrollo en la respuesta al COVID-19.
En el estudio, los economistas de la University of Bath y el International Monetary Fund (IMF), examinaron los impulsores o drivers de la innovación en la salud. El informe se centró en el esfuerzo mundial de investigación y desarrollo (I+D) farmacéutico para combatir las enfermedades con mayor mortalidad.
Los autores del estudio indican que la pandemia del COVID-19 es uno de los mayores desafíos que viene enfrentando la medicina moderna; y que cuando China compartió la secuencia genética del COVID19, los científicos empezaron a trabajar rápidamente en el desarrollo de vacunas, tratamientos y diagnósticos para combatir el SARS-CoV-2.
Ellos destacan la respuesta con masivos esfuerzos de I+D de la comunidad científica para combatir la pandemia del COVID-19. A febrero de 2021, varias vacunas vienen siendo aplicadas en diferentes países.
Según los investigadores, la experiencia del COVID-19 demuestra que se puede proceder rápidamente en el desarrollo de medicamentos cuando hay una emergencia mundial y se dispone de los suficientes recursos de investigación y desarrollo (I+D).
En base a estas experiencias, los investigadores se plantearon las siguientes preguntas: ¿Qué lecciones podemos obtener de la respuesta al COVID-19 sobre los driver de innovación? y ¿Cómo esto puede servir a los esfuerzos mundiales para escalar la innovación para combatir otras enfermedades mortales?
Innovación farmacéutica
Los hallazgos del estudio sugieren que la innovación farmacéutica mundial tiene espacio para crecer, pero que los incentivos gubernamentales y el apoyo de las instituciones públicas de investigación deberían desempeñar un papel crucial para complementar la respuesta privada.
El Dr. Patrick Gaule del Departamento de Economía de la University of Bath, co-autor del estudio, explicó: “El ritmo y la dirección de la innovación está determinada por los incentivos y las acciones de la política gubernamental. Tradicionalmente, los economistas han enfatizado que el tamaño del mercado es un driver importante para la innovación, cuando mayor sea la demanda privada por una innovación, más innovación deberíamos esperar en ese ámbito”.
“Sin embargo, esto no es suficiente por sí solo para alentar la innovación para abordar las enfermedades con mayor mortalidad, desde la enfermedad coronaria hasta el cáncer de pulmón, o de hecho otros desafíos importantes que enfrenta la humanidad” manifestó.
Según el estudio el incremento del tamaño del mercado por sí mismo no puede ser una herramienta efectiva para aumentar los esfuerzos de innovación para combatir las enfermedades con mayor mortalidad, debido a la ley de la disminución del esfuerzo.
De acuerdo con Gaule, la respuesta al COVID-19 sugiere que escalar la innovación mundial en el futuro podría necesitar complementar el efecto del tamaño del mercado con incentivos durante la etapa inicial que aprovechen el poder las instituciones públicas de investigación y los incentivos no monetarios, por ejemplo, el altruismo.
Drivers de la innovación en la salud
Según la publicación de Gaule, ellos identificaron cuatro impulsores de la innovación en la salud:
(1) La actividad de I+D farmacéutica mundial, medida mediante ensayos clínicos, generalmente sigue la “ley de la disminución de esfuerzos”: es decir, la elasticidad del esfuerzo de I+D con respecto al tamaño del mercado es aproximadamente la mitad en la sección transversal de enfermedades;
(2) La respuesta de I+D al COVID-19 ha sido una excepción importante, con el número de ensayos de COVID19 siendo de 7 a 20 veces mayor que el que implica su tamaño de mercado;
(3) La elasticidad agregada a corto plazo de la ciencia y la innovación puede ser muy grande, como lo demuestra el flujo agregado de ensayos clínicos que aumentó en un 38% en 2020, con un desplazamiento limitado de los ensayos para enfermedades diferentes al COVID;
(4) Las instituciones públicas y los incentivos dirigidos por el gobierno fueron un driver importante del esfuerzo de I + D de COVID-19; las instituciones públicas de investigación representan el 70% de todos los ensayos clínicos de COVID-19 a nivel mundial y tienen 10 puntos porcentuales más de probabilidad de realizar un ensayo de COVID-19 con respecto a las empresas privadas.
Los investigadores enfatizaron el rol potencial de las instituciones públicas; no obstante, indican, el sector privado es más eficiente en algunas etapas del proceso de desarrollo y comercialización.
“De hecho, nosotros encontramos que las empresas privadas fueron más rápidas que las instituciones públicas de investigación en pasar a la etapa pre-clínica para las vacunas del COVID-19” concluyen los investigadores.
Ellos finalizan indicando que mientras están naturalmente a favor del tamaño del mercado como una fuerza impulsora de la innovación, su investigación sugiere que se debe tener una perspectiva más amplia sobre lo que impulsa la innovación.
“En particular, con la finalidad de incrementar la innovación mundial, los formuladores de políticas/filántropos deben complementar el efecto del tamaño del mercado con incentivos tempranos que aprovechen el poder de las instituciones públicas de investigación y los incentivos no monetarios” finalizaron.
Referencia (acceso abierto):
Agarwal R. and P. Gaule. 2021. What Drives Innovation? Lessons from COVID-19 R&D. IZA DP No. 14079. 58 p.
