Pensamiento Complejo: Cómo entender el mundo en su totalidad

Milthon Lujan Monja

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Pensamiento complejo (Complex Thinking) para entender el mundo en su total dimensión. Elaborado con Gemini.
Pensamiento complejo (Complex Thinking) para entender el mundo en su total dimensión. Elaborado con Gemini.

En un mundo cada vez más interconectado, volátil y ambiguo, las soluciones simples y los enfoques lineales ya no son suficientes. Nos enfrentamos a desafíos —desde la crisis climática y la transformación digital hasta la gestión empresarial y la inteligencia artificial— que exigen una nueva forma de pensar, una que abrace la incertidumbre, la interconexión y la multidimensionalidad. Aquí es donde entra en juego el pensamiento complejo, conocido en inglés como «complex thinking».

El pensamiento complejo es una competencia deseada en estudiantes universitarios y futuros trabajadores para enfrentar los desafíos de los lugares de trabajo y espacios sociales del siglo XXI (Patiño et al., 2023), así como en emprendedores para enfrentar los cambios en el mercado, la competencia y promover procesos de innovación. Pero, ¿Qué es exactamente el pensamiento complejo? ¿Es simplemente «pensar mucho» o se trata de una disciplina con principios y métodos propios? ¿Cómo se diferencia del pensamiento crítico o sistémico? Y, lo más importante, ¿Cómo podemos aplicarlo para navegar con mayor éxito nuestra vida profesional y personal?

Este artículo es una inmersión en el universo del pensamiento complejo. Exploraremos su definición, sus orígenes, los principios fundamentales y sus aplicaciones prácticas en campos tan diversos como la educación y la gerencia. Si buscas una manera de comprender la realidad en toda su riqueza y contradicción, y de tomar mejores decisiones en un entorno desafiante, desarrollar tus capacidades para el pensamiento complejo pueden prepararte para enfrentar estos desafíos.

¿Qué es el Pensamiento Complejo? Más allá de la simplicidad

El término «pensamiento complejo» (complex thinking) fue acuñado por Edgar Morin y plasmado en su obra magna La Méthode (Blay y Piqueira, 2024), quien lo define no como lo opuesto a lo simple, sino como aquello que está «tejido en conjunto» (complexus). Es un paradigma que se opone al pensamiento simplificador, el cual tiende a reducir, separar y aislar el conocimiento. En contraste, el pensamiento complejo busca conectar, contextualizar y globalizar la información para entender los fenómenos como sistemas interrelacionados.

Al respecto, Silva e Iturra (2021) postulan que “el pensamiento complejo está configurado por la interrelación y complementariedad de tres procesos cognitivos principales: el pensamiento crítico, el pensamiento creativo y la metacognición”. Mientras que Patiño et al., (2023) manifiesta que “el pensamiento complejo es la capacidad de un individuo para aplicar un pensamiento integrador al resolver un problema, una estrategia o forma de pensar que tiene una intención globalizante o abarcadora hacia los fenómenos, pero que, al mismo tiempo, reconoce la especificidad de las partes”.

En este sentido, la necesidad del enfoque del pensamiento completo surge de la insuficiencia del paradigma de la simplicidad, que ha dominado la ciencia occidental durante siglos. Este modelo, basado en la disyunción (separar lo que está ligado), la reducción (unificar lo diverso a un solo elemento) y la abstracción (eliminar el contexto), es útil para ciertos tipos de problemas, pero fracasa estrepitosamente cuando se enfrenta a la complejidad inherente de los sistemas vivos, sociales y humanos.

Diferencias clave: Pensamiento complejo vs. Pensamiento crítico, sistémico e innovador

Es común confundir el pensamiento complejo con otros modos de razonamiento avanzado. Al respecto, Alonso et al., (2023) reporta que el pensamiento complejo integra cuatro sub-competencias esenciales:

  • Pensamiento crítico: Habilidad para evaluar la validez de los razonamientos propios y ajenos, formando juicios lógicos e identificando argumentos falsos, y reconsiderando paradigmas existentes.
  • Pensamiento sistémico: Capacidad de analizar problemas de manera integrativa, considerando la interconexión y complejidad de la realidad, y apreciando los múltiples elementos que la componen.
  • Pensamiento científico: Conjunto de estrategias de razonamiento y procesos cognitivos que abordan la realidad con una visión objetiva y métodos validados, utilizando el razonamiento inductivo y deductivo, y la formulación y prueba de hipótesis.
  • Pensamiento innovador (o creativo): Procesos mentales de búsqueda y descubrimiento que permiten posicionar un problema, visualizarlo desde diversas perspectivas y generar soluciones originales y factibles.

Los 7 principios del pensamiento complejo de Edgar Morin

Edgar Morin no solo criticó el pensamiento simplificador, sino que propuso una serie de «operadores» o principios para pensar la complejidad. Estos no son recetas, sino guías para navegar la incertidumbre y la interconexión. García (2020) describió los siete principios del pensamiento complejo establecidos por Morin:

  1. Principio sistémico u organizacional: La idea de que «el todo es más que la suma de sus partes». El conocimiento de las partes no es suficiente para conocer el todo, ya que del todo emergen propiedades nuevas que no existen en las partes aisladas. Por ejemplo, la conciencia emerge del cerebro, pero no puede explicarse estudiando neuronas individuales.
  2. Principio hologramático: Similar al anterior, este principio postula que la parte está en el todo y, a su vez, el todo está (en cierto modo) en la parte. Cada célula de nuestro cuerpo contiene la totalidad de nuestro código genético. De igual forma, la sociedad como un todo está presente en cada individuo a través del lenguaje y la cultura.
  3. Principio del retroalimentación: Rompe con la idea de causalidad lineal. La causa actúa sobre el efecto, y el efecto, a su vez, retroactúa sobre la causa. Un sistema de calefacción es el ejemplo clásico: el termostato (causa) enciende la caldera (efecto), pero la temperatura resultante (efecto) apaga el termostato (retroacción sobre la causa). En los sistemas humanos, esto permite la autorregulación.
  4. Principio del Bucle Recursivo: Un paso más allá del anterior. Es un bucle donde los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce. Nosotros, como individuos, producimos la sociedad a través de nuestras interacciones, pero la sociedad, con sus normas y cultura, nos produce a nosotros como individuos.
  5. Principio de Auto-Eco-Organización (Autonomía/Dependencia): Los seres vivos y los sistemas humanos son autónomos; tienen sus propias reglas y se auto-organizan para mantener su estructura. Pero, para ser autónomos, dependen fundamentalmente del entorno (la ecología) para obtener energía e información. La autonomía es inseparable de la dependencia.
  6. Principio dialógico: Permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia dos términos que son a la vez complementarios y antagagónicos, sin ocultar la contradicción. El ejemplo más claro es el orden y el desorden. Son enemigos, uno suprime al otro, pero en muchos fenómenos (como el universo o la vida misma), colaboran y se producen mutuamente.
  7. Principio de reintroducción del sujeto en el conocimiento: Todo conocimiento es una construcción del observador. El paradigma simplificador pretendía un conocimiento objetivo y absoluto, eliminando al sujeto observador. El pensamiento complejo reconoce que quien conoce no puede separarse de lo conocido. Esto implica una reflexión crítica constante sobre nuestro propio punto de vista.

Características de un Pensador Complejo

Desarrollar la capacidad de pensar de forma compleja no es solo una cuestión académica; se refleja en ciertos rasgos y actitudes. De acuerdo con la literatura científica las personas que adoptan este enfoque suelen exhibir las siguientes características:

  • Curiosidad insaciable: Cuestionan constantemente la realidad, no aceptan las cosas como dadas y siempre buscan entender las capas más profundas de un problema.
  • Atracción por la complejidad: Mientras que muchos prefieren la simplicidad y las respuestas directas, un pensador complejo se siente atraído por los matices, las ambigüedades y los problemas multifacéticos.
  • Pensamiento independiente: No temen sostener opiniones impopulares o tomar el camino menos transitado si su análisis los lleva allí. Valoran la coherencia interna de sus ideas por encima del consenso.
  • Visión holística: Se esfuerzan por ver el «cuadro completo», conectando ideas de diferentes disciplinas y entendiendo cómo las partes de un sistema se influyen mutuamente.
  • Tolerancia a la incertidumbre: Aceptan que no todas las preguntas tienen respuestas claras y se sienten cómodos operando en zonas grises, donde la información es incompleta o contradictoria.
  • Introspección y autoconciencia: Son reflexivos sobre sus propios procesos de pensamiento, reconocen sus sesgos y están abiertos a cambiar de opinión frente a nueva evidencia.
  • Preferencia por conversaciones profundas: Evitan la superficialidad y buscan diálogos que exploren ideas complejas, desafíen supuestos y generen nuevos conocimientos.

Por otro lado, si quieres evaluar tus capacidades de pensador complejo en el contexto del desarrollo social sostenible, puedes emplear la escala COMPLEX-21 desarrollada por Tobón y Luna-Nemecio (2021). Por su parte, Vázquez et al., (2024) validó con éxito el instrumento eComplexity, proporcionando una herramienta confiable para evaluar el pensamiento complejo y destacando la importancia del pensamiento científico y sistémico en su desarrollo.

Aplicaciones del pensamiento complejo en el Siglo XXI

La verdadera prueba de un paradigma es su capacidad para resolver problemas reales. El pensamiento complejo está demostrando ser una herramienta indispensable en una variedad de campos. Blay y Piqueira (2024) destacan la relevancia y aplicación del pensamiento complejo en diversas áreas como la educación, la filosofía, la sociología y el emprendimiento creativo. A continuación describimos las aplicaciones del pensamiento complejo en la educación y la gestión empresarial:

Educación y transformación universitaria

El sistema educativo tradicional, fragmentado en asignaturas aisladas, es un producto del pensamiento simplificador. Al respecto, Ramírez et al., (2022) analiza el pensamiento complejo como una macrocompetencia, que requiere dominar las habilidades cognitivas necesarias para el pensamiento científico, innovador, crítico y sistémico para enfrentar los desafíos contextuales.

Existe un creciente interés académico en el pensamiento complejo y su relación con la educación, especialmente en las ciencias sociales, con Estados Unidos, Brasil y México liderando la producción científica en este campo (Baena-Rojas et al., 2022). Basado en las investigaciones científicas, la aplicación del pensamiento complejo en la educación implica:

  • Transdisciplinariedad: Superar las barreras entre materias para abordar problemas del mundo real (como el cambio climático o la desigualdad social) que no pueden ser entendidos desde una sola disciplina.
  • Desarrollo de competencias: Fomentar habilidades como el pensamiento crítico, sistémico e innovador, preparando a los estudiantes no para memorizar respuestas, sino para formular las preguntas correctas. De acuerdo con los resultados de la investigación de George y Oliva (2025) el desarrollo de competencias de pensamiento complejo puede fortalecer el emprendimiento científico y que el diseño de experiencias formativas, acompañadas por el uso de plataformas de aprendizaje, puede influir positivamente en la autovaloración de las habilidades emprendedoras de los estudiantes universitarios.
  • Aprender a navegar la incertidumbre: En la era de la Inteligencia Artificial (IA) y la transformación digital, donde el conocimiento se vuelve obsoleto rápidamente, la capacidad de adaptarse, aprender y pensar de manera flexible es más importante que nunca. El pensamiento complejo es la base para desarrollar esta «competencia para razonar en la complejidad».

Gerencia y toma de decisiones empresariales

En el mundo de los negocios, la visión mecanicista de la organización está siendo reemplazada por una visión de la empresa como un sistema complejo adaptativo (SCA). De esta forma, el pensamiento complejo es una herramienta importante para una toma de decisiones efectiva, ya que ayuda a las personas a comprender mejor situaciones inciertas al considerar las múltiples variables y relaciones involucradas, permitiendo identificar patrones y conexiones que de otro modo no serían evidentes (Pacheco et al., 2023).

Un enfoque de pensamiento complejo en la gerencia implica:

  • Visión estratégica holística: En lugar de optimizar departamentos de forma aislada (marketing, finanzas, operaciones), los líderes deben entender cómo sus decisiones interactúan y afectan a toda la organización y a su ecosistema (clientes, competidores, reguladores). Alonso et al., (2023) manifiesta que el pensamiento complejo es una herramienta fundamental para la toma de decisiones efectiva, ya que permite comprender mejor situaciones inciertas al considerar múltiples variables y relaciones, ayudando a identificar patrones y conexiones que de otro modo no serían evidentes.
  • Gestión de la incertidumbre: Los modelos de negocio ya no son estáticos. Los líderes deben «sondear, sentir, responder» en lugar de «analizar, planificar, ejecutar». Se trata de realizar pequeños experimentos, aprender de los fracasos y adaptarse rápidamente, en lugar de apostar por planes quinquenales rígidos.
  • Fomento de la diversidad y la colaboración: Reconocer que las soluciones a problemas complejos rara vez provienen de una sola persona o un solo departamento. Se necesita una diversidad de perspectivas y un diálogo constante para co-crear soluciones robustas.

Tendencias en el estudio del pensamiento complejo

Los estudios científicos sobre el pensamiento complejo es un área en desarrollo continuo. Blay y Piqueira (2024) establecen un paralelo con el Design Thinking, que comparte similitudes con los principios dialógico, recursivo y holográfico de Morin. El Design Thinking, con sus etapas de inspiración, ideación e implementación, busca simplificar temas complejos para hallar soluciones eficientes y prácticas.

Por su parte, Teixeira de Melo y Renault (2025) han desarrollado una nueva metodología denominada “Complexigrafía”, para mapear y analizar el pensamiento complejo, y que sirve de marco para las investigaciones que se realicen en este campo.

Conclusión

El pensamiento complejo no es una solución mágica, sino una invitación a un cambio profundo en nuestra forma de abordar el conocimiento y la realidad. Es un llamado a la humildad intelectual, a reconocer los límites de nuestro saber y a estar siempre abiertos a la sorpresa, a lo inesperado, al diálogo.

En un tiempo definido por la interdependencia global, los avances tecnológicos exponenciales y los desafíos sistémicos, la habilidad de pensar de manera compleja ya no es un lujo intelectual; es una necesidad para la supervivencia y el florecimiento. Adoptar sus principios —ver las conexiones, aceptar la incertidumbre, dialogar con la contradicción y reflexionar sobre nuestro propio pensamiento— nos equipa para ser ciudadanos, profesionales y seres humanos más conscientes, resilientes y eficaces.

El viaje hacia el pensamiento complejo es, en sí mismo, un proceso complejo. Requiere curiosidad, paciencia y coraje para abandonar las certezas cómodas. Pero la recompensa es inmensa: una comprensión más profunda, más rica y más auténtica del mundo y de nuestro lugar en él.

Preguntas Frecuentes (FAQ)

1. ¿Cuál es la principal diferencia entre pensamiento complejo y pensamiento crítico?
La principal diferencia es el alcance. El pensamiento crítico se enfoca en analizar y evaluar la validez de la información y los argumentos. Es una herramienta esencial de análisis. El pensamiento complejo, si bien utiliza el pensamiento crítico, va más allá: busca integrar el conocimiento analizado en un todo interconectado, contextualizado y multidimensional, aceptando la incertidumbre y la contradicción como partes del sistema.

2. ¿Quién es Edgar Morin y por qué es tan importante para el pensamiento complejo?
Edgar Morin es un filósofo y sociólogo francés, considerado el padre del pensamiento complejo. Su obra monumental, «El Método», desarrolla las bases epistemológicas, teóricas y metodológicas de este paradigma. Morin criticó el enfoque reduccionista de la ciencia tradicional y propuso los siete principios (sistémico, hologramático, bucle retroactivo, etc.) como guías para pensar la complejidad del mundo real.

3. ¿Cómo puedo empezar a aplicar el pensamiento complejo en mi vida diaria?
Puedes empezar practicando la curiosidad y haciendo preguntas que busquen conexiones: «¿Cómo se relaciona esto con aquello?», «¿Cuál es el contexto más amplio aquí?», «¿Qué perspectivas me estoy perdiendo?». Intenta ver los problemas desde múltiples ángulos, identifica los bucles de retroalimentación en tus hábitos o relaciones, y reflexiona sobre cómo tus propias creencias y emociones influyen en tu percepción de una situación.

4. ¿El pensamiento complejo es anti-científico?
Todo lo contrario. El pensamiento complejo no rechaza la ciencia, sino que busca ampliarla. Critica lo que Morin llama «ciencia ciega», aquella que es incapaz de reflexionar sobre sí misma y que aplica métodos reduccionistas a problemas que no son reducibles. Aboga por una ciencia más consciente de sus implicaciones sociales y éticas, y más capaz de dialogar entre disciplinas para abordar los grandes desafíos de nuestro tiempo.

5. ¿Qué relación hay entre el pensamiento complejo y la creatividad?
La relación es muy estrecha. La creatividad a menudo surge de la capacidad de conectar ideas aparentemente no relacionadas, de ver patrones donde otros ven caos y de desafiar los supuestos establecidos. El pensamiento complejo, al fomentar una visión holística, la transdisciplinariedad y la tolerancia a la ambigüedad, crea el terreno fértil ideal para que florezcan ideas nuevas y originales.

Referencias

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Baena-Rojas, J. J., Ramírez-Montoya, M. S., Mazo-Cuervo, D. M., & López-Caudana, E. O. (2022). Traits of Complex Thinking: A Bibliometric Review of a Disruptive Construct in Education. Journal of Intelligence, 10(3), 37. https://doi.org/10.3390/jintelligence10030037

Blay, E. A., & Piqueira, J. R. C. (2024). The Emergence of Edgar Morin’s Complex Thinking. Anais da Academia Brasileira de Ciências, 96(4), e20231112.

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Pacheco-Velázquez, E. A., Vázquez-Parra, J. C., Cruz-Sandoval, M., Salinas-Navarro, D. E., & Carlos-Arroyo, M. (2023). Business Decision-Making and Complex Thinking: A Bibliometric Study. Administrative Sciences, 13(3), 80. https://doi.org/10.3390/admsci13030080

Patiño, A., Ramírez-Montoya, M.S. & Buenestado-Fernández, M. Active learning and education 4.0 for complex thinking training: analysis of two case studies in open education. Smart Learn. Environ. 10, 8 (2023). https://doi.org/10.1186/s40561-023-00229-x

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Silva Pacheco, C., & Iturra Herrera, C. (2021). A conceptual proposal and operational definitions of the cognitive processes of complex thinking. Thinking Skills and Creativity, 39, 100794. https://doi.org/10.1016/j.tsc.2021.100794

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