¿Cómo nacen los ecosistemas de innovación exitosos?

Milthon Lujan Monja

Nanotecnología. Fuente: iStock
Nanotecnología. Fuente: iStock

Los ecosistemas de innovación (pensemos en Silicon Valley en EEUU, Singapur o Sao Paulo) son los centros bulliciosos donde las ideas innovadoras toman vuelo. Pero, ¿cómo surgen realmente estas intrincadas redes de colaboración y creatividad?

Durante años, los ecosistemas de innovación han sido diseccionados y analizados, y sus trayectorias de crecimiento se han mapeado como complejos experimentos científicos. Pero lo que sigue envuelto en un velo de misterio es su “chispa” misma de vida, el camino que lleva de la curiosidad científica a un ecosistema próspero que palpita de invención.

Un nuevo artículo publicado en el Journal of Management Studies por el profesor Lavie con Issy Drori de la Universidad VU en Ámsterdam, estudia cómo un ecosistema de innovación podría eventualmente superar los obstáculos que impidieron su aparición desde hace bastantes años.

La investigación tradicional se ha centrado en la evolución de los ecosistemas una vez que han echado raíces, trazando meticulosamente su crecimiento, expansión y adaptación. Sin embargo, la nueva investigación da un paso atrás y analiza la genesis de los ecosistemas nacientes, analizando los factores que realmente los empujan a existir.

Ecosistemas de innovación

Un ecosistema de innovación se define como la estructura de alineación del gobierno, la universidad y otros actores que interactúan para promover la innovación y la comercialización de una tecnología central como su propuesta de valor común.

La investigación de Lavie y Drori profundiza en un territorio poco estudiado, analizando el fascinante estudio de caso del ecosistema de nanotecnología de Israel. Este campo floreciente, que promete aplicaciones transformadoras en medicina, energía y más, ofrece una ventana perfecta para conocer el nacimiento de un ecosistema de innovación.

Estudio de caso: Nanoecosistema de Israel

El caso israelí es particularmente útil para tal estudio porque Israel es un país pequeño, con un número limitado de instituciones cuyo papel podría ser examinado tanto individualmente como en interacción con otras instituciones. Lavie y Drori utilizaron datos de 40 entrevistas en profundidad con varias figuras destacadas del mundo académico, agencias gubernamentales y la industria, una encuesta a casi 300 científicos y una gran cantidad de datos de archivo de diversas fuentes.

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Génesis de los ecosistemas de innovación

Más que obstáculos tecnológicos, el proceso de establecimiento de un ecosistema nanotecnológico israelí se vio inicialmente sofocado por obstáculos organizativos. Estos incluían una burocracia ineficaz y fragmentada, una gestión ineficiente de los recursos y las agendas contradictorias del gobierno y las universidades. Este marco tan desfavorable, que había frenado efectivamente el surgimiento de un ecosistema durante casi 20 años, finalmente se desbloqueó cuando se produjeron dos circunstancias aparentemente inconexas:

Una organización informal

Primero, una organización informal –el Forum for Research Infrastructure – comenzó a compensar las deficiencias de los ministerios gubernamentales. Este equipo, que operaba junto con las estructuras formales existentes, reunió a los funcionarios gubernamentales que luego podrían operar como un colectivo que reúne sus recursos.

Luego, la Russell Berrie Foundation, con sede en Estados Unidos, prometió una gran donación al Technion (la principal universidad científica de Israel) con la condición de que el gobierno israelí y el propio Technion igualaran los fondos, lo que impulsó a todas las demás universidades a seguir este modelo de donación triangular para patrocinar su investigación en centros de investigación en nanotecnología.

Coopetición

Esto hizo posible la transición a lo que Lavie y Drori llaman “coopetición”. Coopetición significa competencia y cooperación simultáneas entre actores. En este caso, la cooperación surgió a pesar del inherente estado preliminar de competencia, dando paso a distintos tipos de cooperación: por recursos, dirección, administración e identidad.

Esta transición fue impulsada por la comprensión por parte de los actores de que la competencia les había impedido implementar sus agendas privadas y que la cooperación era inevitable. En ese momento, el proceso estaba en pleno apogeo y sólo quedaba la tarea relativamente fácil de idear y establecer los mecanismos regulatorios para habilitar y gobernar el ecosistema.

Principales hallazgos

Los hallazgos del estudio revelan una verdad sorprendente: las etapas iniciales del surgimiento de los ecosistemas no están pavimentadas con una colaboración fluida. Más bien, están plagados de “cuellos de botella organizativos”.

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Imaginemos como un gran muro construido a partir de agendas bien intencionadas, aunque contradictorias, del gobierno y las universidades, sumadas a limitaciones de recursos y la lenta inercia de la burocracia. Esta presa impide el flujo de innovación, impidiendo que investigadores, inversores y empresarios se unan y conviertan ideas incipientes en realidades tangibles.

Pero aquí está el giro: dentro de esta misma limitación se encuentra la clave para desbloquear la presa. La investigación muestra que el surgimiento del nanoecosistema israelí dependió de la creación de “unidades dedicadas”, independientes de las garras de la burocracia y las agendas conflictivas. Estas unidades, que actuaron como puentes de innovación, fomentaron una “coopetición” única. Esta cooperación, manifestada en recursos compartidos, experiencia y dirección estratégica, erosionó el muro, permitiendo que fluya la innovación.

Mecanismos habilitadores y de gobierno

Pero la historia no termina ahí. La investigación arroja luz sobre el papel crucial de mecanismos habilitadores y de gobierno. Estos mecanismos, similares a los de los ingenieros cualificados, actúan como marco para el ecosistema naciente. Legitiman su existencia, proporcionan recursos esenciales y guían su trayectoria evolutiva. Piense en ellos como el andamiaje que permite que el frágil ecosistema ascienda hacia una madurez autosostenida.

Las implicaciones de nuestros hallazgos son de gran alcance. Por un lado, desafía el enfoque tradicional «centrado en la evolución» de los ecosistemas de innovación, proporcionando una comprensión muy necesaria de sus delicados dolores de parto. En segundo lugar, arroja luz sobre el papel fundamental de la cooperación, particularmente entre entidades aparentemente dispares como universidades y gobiernos, para facilitar el surgimiento de ecosistemas. Por último, subraya la importancia de contar con mecanismos sólidos de habilitación y gobierno como cuna nutritiva para los ecosistemas nacientes.

Lecciones aprendidas

Las lecciones aprendidas del ecosistema nanotecnológico de Israel tienen un valor tremendo más allá de sus fronteras. La investigación ofrece un marco novedoso para comprender cómo surgen los ecosistemas de innovación, arrojando luz sobre las funciones críticas de:

  • Superar los cuellos de botella organizacionales, no solo tecnológicos.
  • Adoptar la cooperación como una herramienta poderosa para fomentar la colaboración.
  • Implementar mecanismos sólidos de habilitación y gobierno para nutrir el ecosistema.
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Al aplicar estos conocimientos, los formuladores de políticas, investigadores y empresarios de todo el mundo pueden fomentar el nacimiento de nuevos ecosistemas de innovación, allanando el camino para avances innovadores en diversos campos.

Recuerda, el próximo Silicon Valley o Hollywood tal vez no nazca de un destello de inspiración, sino del paciente desmantelamiento de los obstáculos organizacionales y el fomento de un espíritu colaborativo.

Conclusión

En conclusión, la investigación descubre los fascinantes secretos detrás del nacimiento del nanoecosistema de Israel. Es una historia no sólo de brillantez científica, sino también de superar obstáculos organizacionales, abrazar la cooperación y fomentar un ambiente de apoyo. Mientras nos esforzamos por cultivar ecosistemas de innovación en todo el mundo, estos conocimientos ofrecen una guía invaluable, recordándonos que, a veces, los avances más innovadores comienzan no con una explosión, sino con la remoción paciente de una “muro” construido con buena intención, pero obstructivo.

“Revelamos cómo las limitaciones de recursos y la burocracia deficiente crean barreras organizativas y refuerzan los conflictos, lo que impidió que el ecosistema surgiera años después de que se descubriera la tecnología. Para que surja el ecosistema, estos impedimentos deben ser desmantelados mediante una metamorfosis organizacional y una transición a la cooperación por parte de los miembros del ecosistema, que alinean sus intereses y unen recursos”, dice Dovev Lavie.

“Nuestra teoría puede guiar a los formuladores de políticas, universidades y empresarios a identificar obstáculos que retrasan la comercialización y a dar forma a la evolución de los ecosistemas de innovación. Subrayamos el papel de las organizaciones voluntarias informales para superar los obstáculos burocráticos y abogamos por la cooperación entre actores competidores que luchan por una misión compartida”, finalizó el investigador.

Contacto
Dovev Lavie
Department of Management and Technology, Bocconi University
Via G. Roentgen 1, 20136 Milano MI, Italy
Email: dovev.lavie@unibocconi.it

Referencia (acceso abierto)
Drori, I. and Lavie, D. (2023), How Do Innovation Ecosystems Emerge? The Case of Nanotechnology in Israel. J. Manage. Stud.. https://doi.org/10.1111/joms.13026

Nota: Artículo elaborado con información de la nota de prensa y del artículo científico.

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