Crecimiento económico: uniendo a Keynes y Schumpeter en un nuevo modelo evolutivo

Milthon Lujan Monja

En el mundo de la economía, dos gigantes han moldeado nuestra comprensión del crecimiento: Joseph Schumpeter y John Maynard Keynes. Para Schumpeter, el motor del capitalismo es la innovación; un proceso de «destrucción creativa» del lado de la oferta que nunca permite que la economía se asiente. Para Keynes, el foco estaba en la demanda; las fluctuaciones y los «espíritus animales» de los inversores son los que dictan el ritmo de la economía a corto y mediano plazo.

Tradicionalmente, estas dos visiones han parecido irreconciliables. ¿Qué impulsa realmente el crecimiento a largo plazo? ¿La capacidad de las empresas para innovar o la capacidad de los consumidores para comprar? Un nuevo estudio de Önder Nomaler, Danilo Spinola y Bart Verspagen, publicado en Cambridge University Press, propone una síntesis audaz a través de un modelo de macroeconomía evolutiva que demuestra que no solo es posible unirlos, sino que su interacción es la clave para entender el crecimiento sostenible.

El estudio desglosa los hallazgos de su modelo, un universo económico simulado donde las empresas compiten, innovan y, a veces, fracasan, revelando cómo una economía puede generar crecimiento endógeno sin necesidad de políticas gubernamentales que la estabilicen.

Conclusiones clave

  • La innovación es el motor del crecimiento: El modelo demuestra que la inversión en I+D, que conduce a aumentos de productividad, es la fuerza fundamental detrás del crecimiento económico a largo plazo.
  • La demanda se adapta, no se crea: A diferencia de otros modelos, aquí la demanda de los consumidores se ajusta de forma endógena al crecimiento de la productividad, principalmente a través del «alisado del consumo», evitando el desempleo masivo sin necesidad de intervención gubernamental.
  • La selección natural empresarial elige la estrategia ganadora: El modelo utiliza la quiebra de empresas como un mecanismo de selección evolutiva. Las estrategias de I+D que no son viables son eliminadas, permitiendo que emerja una estrategia de inversión en innovación estable y dominante para el conjunto de la economía.
  • El entorno financiero es clave: Las condiciones financieras, como el nivel de endeudamiento que una empresa puede soportar antes de que aumente su riesgo de quiebra, son cruciales para determinar qué nivel de inversión en I+D puede sostener la economía.

Un modelo económico vivo: agentes, reglas y evolución

Para fusionar a Keynes y Schumpeter, los investigadores construyeron un modelo macroeconómico complejo pero elegante, conocido como modelo basado en agentes (ABM) y consistente en flujos y stocks (SFC). Imaginemos un ecosistema digital con tres tipos de actores:

  • Empresas: Producen bienes, invierten en capital y, crucialmente, destinan una parte de sus ingresos a Investigación y Desarrollo (I+D). Cada empresa nace con una «estrategia de I+D» fija, un porcentaje de sus ventas que invertirá en innovación.
  • Hogares: Ofrecen trabajo, consumen productos y ahorran. Su decisión de consumo no solo depende de su salario actual, sino también de la riqueza que han acumulado.
  • Gobierno: Juega un rol pasivo, principalmente emitiendo bonos y recaudando impuestos para cubrir sus pagos de intereses, sin intervenir activamente para estabilizar la economía.

El modelo simula la economía en períodos (similares a trimestres), donde miles de transacciones entre estos agentes dan vida al multiplicador keynesiano. Cada compra (ya sea de un hogar o de una empresa para invertir) genera producción, lo que a su vez genera salarios, y una parte de esos salarios se convierte en nuevo consumo. Es un ciclo que crea un flujo circular de la renta.

¿Cómo se mide el éxito? la selección a través de la quiebra

Aquí es donde entra la genialidad de Schumpeter con un giro darwiniano. El modelo no asume que las empresas actúan de forma racional y optimizadora. En cambio, las empresas sobreviven o mueren. El principal mecanismo de selección es la quiebra.

Una empresa acumula deuda para financiar sus inversiones e I+D. Si su ratio de apalancamiento (deuda sobre su capital) supera un umbral crítico, su probabilidad de quebrar aumenta drásticamente. Cuando una empresa quiebra, es reemplazada por una nueva que imita la estrategia de I+D de una empresa exitosa y de baja probabilidad de quiebra.

Este proceso de variedad (mutaciones aleatorias ocasionales en las estrategias) y selección (quiebra e imitación) es puramente evolutivo. La pregunta central que aborda el estudio es: ¿puede este sistema caótico y descentralizado autoorganizarse para encontrar una estrategia de I+D evolutivamente estable que genere crecimiento a largo plazo?

La emergencia de un crecimiento inteligente

Mediante simulaciones de Monte Carlo, los investigadores exploraron el comportamiento del modelo bajo diferentes condiciones. Los resultados son fascinantes y ofrecen una nueva perspectiva sobre la dinámica económica.

La economía «elige» una estrategia de i+d óptima

El hallazgo más importante es que, partiendo de una gran diversidad de estrategias de I+D (desde empresas que no invierten nada hasta las que invierten agresivamente), el sistema converge. Con el tiempo, la selección natural elimina las estrategias ineficientes y emerge una estrategia de I+D dominante y relativamente homogénea en toda la población de empresas.

  • Si la I+D es muy baja: Las empresas no mejoran su productividad, sus costos laborales (salarios) aumentan en línea con la media del mercado y pierden competitividad, llevándolas a la quiebra.
  • Si la I+D es muy alta: Los costos de la innovación superan los beneficios en productividad, lo que aumenta el endeudamiento de la empresa y, con ello, el riesgo de quiebra.

El sistema encuentra un «punto dulce», una estrategia de inversión que equilibra los costos de la innovación con las ganancias de productividad, creando un motor de crecimiento endógeno y estable.

La demanda sigue a la innovación (y no al revés)

Un aspecto crucial del modelo es cómo evita el «desempleo tecnológico». La innovación aumenta la productividad laboral, lo que significa que se necesita menos trabajo para producir lo mismo. ¿Cómo se evita una crisis de desempleo?

La respuesta está en el alisado del consumo por parte de los hogares. En este modelo, los hogares ajustan la fracción de su riqueza acumulada que gastan en función de su tasa de empleo. Si el desempleo aumenta debido a un salto de productividad, los hogares recurren a sus ahorros para mantener su nivel de consumo, aumentando la demanda autónoma. Esto estimula la producción y estabiliza el empleo, creando un mecanismo de ajuste que permite que la demanda siga el ritmo del crecimiento de la productividad sin necesidad de estímulos fiscales.

Las condiciones financieras y las oportunidades tecnológicas importan

El modelo no produce un único resultado. El nivel de I+D que resulta ser «estable» depende críticamente de dos factores:

  • El entorno de selección financiera: Parámetros como el nivel de endeudamiento que se considera «seguro» (blo) o la facilidad para acceder a crédito (reflejada en la tasa de interés) determinan la dureza de la selección. Un entorno financiero más laxo puede permitir que sobrevivan estrategias de I+D menos eficientes.
  • Las oportunidades tecnológicas: La facilidad con la que la inversión en I+D se traduce en aumentos de productividad (el «paisaje tecnológico») también es clave. Si las oportunidades son bajas, la selección favorecerá a las empresas con poca o nula inversión en I+D, llevando a un estancamiento económico.

Implicaciones para la innovación y el futuro

El modelo de Nomaler, Spinola y Verspagen, aunque es una simplificación de la realidad, ofrece lecciones poderosas. Nos enseña que el crecimiento económico no es un proceso de equilibrio suave, sino un fenómeno emergente y evolutivo impulsado por la interacción constante entre la innovación del lado de la oferta y la adaptación de la demanda.

Para los líderes de la innovación, este enfoque subraya que las estrategias de I+D no existen en el vacío. Su éxito depende del entorno competitivo y financiero en el que operan. Para los economistas y formuladores de políticas, abre la puerta a pensar en la macroeconomía no como una máquina que se puede ajustar, sino como un ecosistema complejo que se puede cultivar.

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Este trabajo representa un paso significativo hacia una síntesis más profunda de las ideas de Keynes y Schumpeter, proporcionando una base sólida para futuras investigaciones que puedan incorporar sistemas financieros más detallados y paisajes tecnológicos más complejos. En definitiva, nos muestra que para que una economía prospere, la innovación debe ser rentable y la demanda, lo suficientemente flexible como para absorber sus frutos.

Contacto
Bart Verspagen
Maastricht University
Email: b.verspagen@maastrichtuniversity.nl

Referencia (acceso abierto)
Nomaler Ö, Spinola D, Verspagen B. Evolutionary Selection and Keynes–Schumpeter Macroeconomics. Cambridge University Press; 2025.