
La historia económica nos enseña que las revoluciones tecnológicas rara vez son neutrales. Desde la máquina de vapor hasta internet, cada ola de innovación ha reconfigurado el mapa de la prosperidad global. Hoy, nos encontramos ante un nuevo umbral: la irrupción masiva de la Inteligencia Artificial (IA), una tecnología que promete transformar el desarrollo humano pero que también amenaza con fracturar la economía global.
Según el reciente informe del PNUD, «The Next Great Divergence» (La Próxima Gran Divergencia), la región de Asia-Pacífico —y por extensión el mundo entero— se enfrenta a una elección crítica. La velocidad del cambio es vertiginosa y el riesgo de dejar atrás a grandes segmentos de la población es real.
«La IA avanza a toda velocidad y muchos países todavía están en la línea de salida», advierte Kanni Wignaraja, Subsecretaria General de la ONU y Directora Regional del PNUD para Asia y el Pacífico. Para Wignaraja, la realidad de la región es un espejo para el resto del mundo: «La experiencia de Asia y el Pacífico destaca lo rápido que pueden surgir brechas entre quienes dan forma a la IA y quienes son moldeados por ella».
En «Innovar o Morir», analizamos a fondo este documento y las voces de sus protagonistas para entender cómo los innovadores y líderes pueden dirigir esta tecnología hacia la convergencia y no hacia la exclusión.
Conclusiones clave
- Carrera desigual: La IA avanza rápidamente, pero muchos países aún están en la línea de salida, lo que genera brechas inmediatas entre quienes desarrollan la tecnología y quienes solo la consumen.
- La capacidad es la clave: La línea divisoria en esta era no es solo la riqueza, sino la «capacidad»: la combinación de habilidades, poder de cómputo y gobernanza sólida.
- Colaboración estratégica: Instituciones líderes en China y organismos internacionales subrayan la necesidad de una gobernanza global para alinear la IA con el desarrollo sostenible.
- Impacto sistémico: La transformación afecta la seguridad humana, la estructura económica y la confianza en las instituciones públicas.
- Acción política urgente: Se requieren hojas de ruta diferenciadas que combinen infraestructura física con capital humano para evitar que la brecha digital se convierta en un abismo de desarrollo.
Un nuevo punto de inflexión tecnológico
El informe plantea que la IA no es una herramienta más, sino una tecnología de propósito general comparable a la electricidad o la escritura. Aprende, se adapta y realiza tareas cognitivas complejas, lo que le otorga un poder transformador histórico. Sin embargo, a diferencia de revoluciones anteriores que tardaron décadas en desplegarse, la adopción de la IA generativa está ocurriendo en una ventana de tiempo comprimida.
La gran incógnita radica en su impacto distributivo. ¿Estamos ante una herramienta que permitirá a los países en desarrollo «saltar etapas» (leapfrog) mejorando la educación y la salud , o ante un motor que consolidará el dominio de aquellos que ya poseen los datos y la infraestructura?.
Respaldo académico y colaboración global
La profundidad de este análisis no es casual. El informe se acompaña de nueve documentos de antecedentes desarrollados en colaboración con instituciones de investigación líderes en China. Entre los colaboradores clave figuran el Instituto de Gobernanza Internacional de IA, el Instituto de Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Instituto de Cambio Climático y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Tsinghua , así como la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales y el Instituto de Fusión de IA de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China.
Esta colaboración subraya la importancia de integrar la experiencia técnica y académica de los líderes en innovación para abordar desafíos globales.
La capacidad como la nueva línea de falla
El informe detalla cómo la IA impacta tres canales críticos: las personas (capacidades y seguridad), la economía (empleo y productividad) y la gobernanza (confianza y servicios). Sin embargo, el factor determinante para que estos impactos sean positivos o negativos es la preparación.
Philip Schellekens, Economista Jefe del PNUD para Asia y el Pacífico, identifica el problema raíz con precisión quirúrgica: «La falla central en la era de la IA es la capacidad». Según Schellekens, la ecuación para el éxito es clara pero exigente: «Los países que inviertan en habilidades, potencia informática y sistemas de gobernanza sólidos se beneficiarán, otros corren el riesgo de quedarse muy atrás».
Esto se evidencia en la infraestructura: mientras naciones avanzadas como Singapur o China poseen ecosistemas robustos de centros de datos y talento , otros países luchan con la conectividad básica y la falta de datos representativos, lo que los hace invisibles para los algoritmos o dependientes de modelos extranjeros.
Hacia una gobernanza global e inclusiva
Para evitar esta «Próxima Gran Divergencia», el informe propone pasar del diagnóstico a la acción mediante políticas deliberadas que activen tanto la «infraestructura dura» (computación, energía) como la «blanda» (regulaciones, ética).
En este escenario, el papel de las potencias tecnológicas es fundamental para establecer reglas de juego justas. Beate Trankmann, Representante Residente del PNUD en China, destaca el rol proactivo que deben asumir los líderes tecnológicos: «Como líder en IA, China, en cooperación con otros países, puede ayudar a informar los debates sobre el establecimiento de mecanismos de gobernanza global para garantizar que la IA se aproveche para el bien y ayude a avanzar en el desarrollo sostenible».
Implicaciones para la política de innovación:
- Gobernanza responsable: Establecer estándares que prioricen la transparencia y la rendición de cuentas, asegurando que las decisiones de la IA sean explicables y auditables.
- Inclusión desde el diseño: Involucrar a las comunidades marginadas en el desarrollo de la IA para evitar sesgos algorítmicos que refuercen la exclusión social y de género.
- Sistemas preparados para el futuro: Fomentar ecosistemas abiertos y competitivos que eviten el bloqueo de proveedores y promuevan la soberanía digital.
Conclusión
La inteligencia artificial no es un destino, sino una herramienta. El informe «The Next Great Divergence» nos recuerda que el futuro no está predeterminado por los algoritmos, sino por las decisiones humanas y la voluntad política.
Para los profesionales de la innovación, el mensaje es urgente: el éxito de la IA no se medirá solo por la sofisticación de los modelos, sino por su capacidad para expandir las libertades humanas. Si logramos construir sistemas inclusivos y gobernados globalmente, la IA podría ser el motor de convergencia más potente de la historia. De lo contrario, como advierten los expertos del PNUD, nos arriesgamos a habitar un mundo de abundancia tecnológica, pero profundamente desigual.
Referencia (acceso abierto)
United Nations Development Programme. (2025). The next great divergence: Why AI may widen inequality between countries. Regional Bureau for Asia and the Pacific. 130 p.
Editor y fundador de «Innovar o Morir». Milthon es Máster en Gestión de la Ciencia y la Innovación por la Universidad Politécnica de Valencia, con diplomas de especialización en Innovación Empresarial (UPV) y Gestión de la Innovación Orientada al Mercado (UPCH-Universitat Leipzig). Cuenta con experiencia práctica en la gestión de la innovación, habiendo liderado la Unidad de Innovación en Pesca del Programa Nacional de Innovación en Pesca y Acuicultura (PNIPA) y trabajado como consultor en diagnóstico para innovación abierta y vigilancia tecnológica. Cree firmemente en el poder de la innovación y la creatividad como motores de cambio y desarrollo.





